Antonio Palla

El toro de lidia no es un animal salvaje. Es un animal bravo que desde los tiempos más remotos, se ha identificado con la nobleza y la valentía. El hombre en sus ritos y fiestas, siempre ha querido competir con él intentando que sus habilidades superen a las de astado.

Para mejorar la especie los ganaderos se esfuerzan y ponen a disposición del animal las zonas más selectas de las dehesas, los cuidados más precisos, los cruces mejor calculados, consiguiendo con ello una gestión de los recursos naturales ejemplo de eficiencia en la conservación de la naturaleza y su valor cultural.

Todo este ciclo hace del toro de lidia un ejemplar único en el mundo. Un ejemplar que solo vive para representar un espectáculo tan singular que ha sido, es y seguirá siendo, protagonista de la expresión artística por excelencia. La literatura, la música, la pintura, la escultura, la fotografía, el cine, la moda, dan desde hace siglos, buena cuenta de esta realidad.